El Día de Reyes llegó a León en plena pandemia, y justo cuando la página de la Secretaría de Salud de Guanajuato registra 86 mil 371 casos confirmados y 5 mil 866 defunciones. Aun así, las calles de la Zona Centro se llenaron de gente que buscó regalos horas antes de la noche del 5 de enero.
No pudieron faltar los Reyes Magos recorriendo la ciudad… eso sí, con cubrebocas.
Las calles del centro, y otros puntos de León, recibieron cientos de personas, algunos con cubrebocas y otros no, (todos guardando sana distancia en la medida de lo posible) para conseguir los regalos, que van desde los infaltables carritos de plástico y las casas de muñecas a precios accesibles, hasta el Smart Watch a 399 pesos. Tanto lo análogo y lo tradicional, como lo digital y lo electrónico, fueron elementos fundamentales para hoy, 6 de enero de 2021.
Patricia Cordero, quien tiene años dedicada a vender juguetes, señaló que, aunque las ventas han sido bajas, los padres de familia hacen todo lo posible por conseguir los regalos. “Ningún niño se debe de quedar sin su regalo”, apuntó.
En el tianguis de la calle Josefa Ortiz, está toda la variedad, no solo de juguetes y figuras de acción, sino de padres de familia que compran desde figuras económicas de los Avengers, hasta muñecos del Joker de 210 pesos. Tampoco puede faltar el juego “Jenga” de madera de 130 pesos.
Joaquín Ramírez, padre de familia de 30 años de edad, sabe que la situación del coronavirus es seria, pero aun así, debía comprar los regalos para los niños. “Entendemos lo que está pasando en todo el mundo, pero no podíamos dejar a los niños sin regalo”, dijo.
Diana Santos, madre soltera, explicó que apenas el 5 de enero en la mañana pudo comprar regalos, pues hasta antes no tuvo dinero. “Así tenemos que hacerle, fue un año difícil y sin duda este tampoco pinta muy bien. Al menos que los niños tengan sus regalos”.
Lo cierto es que pese a las larguísimas filas en tianguis, mercados y centros comerciales, los vendedores obligan a los clientes a usar cubrebocas y a untarse gel… en la medida de lo posible, porque las aglomeraciones son inevitables.